Ansiedad: Sintomas cognitivos

En nuestro artículo "La Ansiedad No es un Trastorno Emocional" estuvimos discutiendo sobre lo equivocadas que están las escuelas tradicionales que consideran que sí lo es y que, por tanto, no orientan la solución al problema de cómo se cura la ansiedad de la manera adecuada.

En aquel mismo artículo tratamos del hecho científico e innegable de que son nuestros sentidos quienes se perciben de la realidad; estos informan al cerebro de la misma y es este quien procesa las señales que recibe y evalúa junto con sus conocimientos previos la situación; si de esta evaluación se perciben cosas buenas sentiremos alegría, si son cosas malas tristeza, etc.

Es el cerebro quien procesa la información y dependiendo de cómo la procese sentiremos unas cosas u otras.

Ansiedad Sintomas Cognitivos


No podemos olvidar que en el caso concreto de la ansiedad, es un mecanismo defensivo y se basa en gran medida en anticipar el peligro, por tanto, cuando tenemos trastorno de Ansiedad, nuestro cerebro está anticipando peligros que no existen.

Cuando hablamos de los síntomas de la ansiedad, vimos que estos se clasificaban tradicionalmente en tres grupos:



De estos tres grupos, los síntomas que percibimos con más claridad son los síntomas fisiológicos, pues suelen ser incapacitantes, esto es: suelen dificultarnos mucho el seguir con nuestra vida normal, y muy frecuentemente dolorosos. Por estos motivos son los síntomas de los que antes queremos deshacernos y para los que más pronto buscamos ayuda médica (normalmente también porque consideramos que no son síntomas de un trastorno de ansiedad sino de alguna otra enfermedad física - algo que ya vinos que no era así).

Los síntomas conductuales, las alteraciones en nuestra manera de comportarnos, las manías, los rituales, los tics, etc., son algo de lo que podemos llegar a tener noticias, por los demás. Aunque de algunos de estos cambios seamos conscientes, incluso los hagamos de manera consciente, de otros serán los demás quienes se aperciban y quienes nos lo digan.

Y el tercer grupo:

Síntomas Cognitivos de la Ansiedad



En el que centra este artículo, tiene que ver con los síntomas cognitivos, las alteraciones en la manera de razonar la realidad.

Normalmente, a todos nos resulta "fácil" identificar problemas del estilo: dificultad para hacer que pare la mente, para dejar de pensar recurrentemente en cosas - lo que suele llamarse "dejar la mente en blanco"; problemas en la retención memorística - problemas de memoria; dificultades para concentrarnos, etc.

Existe otro tipo de alteraciones que también son síntomas cognitivos y que tiene que ver con las alteraciones en la manera de razonar la realidad.

Este tipo de síntomas suelen ser difíciles de identificar, pero este es un paso previo sin el que no podremos aprender como se cura la ansiedad.

Cuando nuestro órganos sensoriales perciben la realidad informan a nuestro cerebro quien la interpreta a partir de conocimientos previos y "nuestra manera de pensar". El problema es que solemos haber interiorizado tanto esta manera de razonar que: primero, no somos conscientes de que lo hacemos y, segundo: no concebimos que pueda haber ningún error en esa manera de razonar.

Vamos a pasar primero a identificar estos errores de razonamiento para poder identificarlos, ponerles nombre y, de esa manera, que nos sea más fácil identificar cuando estamos incurriendo en ellos y poder actuar para solucionarlos.

Este trabajo está basado en el libro Sentirse Bien. David Burns, su autor, psiquiatra reconocido y afamado por sus técnicas revolucionarias de tratamiento de los trastornos psicológicos, describe en esta obra una relación de los síntomas que, según su experiencia clínica, son los más frecuentes. Pese a que el libro Sentirse Bien está orientado a otro tipo de trastorno psicológico, su clasificación bien sirve de guía para las alteraciones cognitivas que desencadenan la ansiedad.


Pensamiento Dicotómico:


Informáticos, Matemáticos, gentes de ciencias en general,..., uno de los defectos que con mayor frecuencia se imputan a estos profesionales, es el de intentar siempre dar traslado de su oficio a la realidad, así, para ellos las cosas sólo tienen dos estados: o están bien o están mal. Cuando un matemático le plantea un problema del estilo 2 + 3, para él sólo existe una respuesta válida (el 5), 5'00001 o 4'99999 son respuestas erróneas y, por tanto, están mal.

El pensamiento dicotómico tiene que ver con una manera de razonar la realidad de manera que todo está bien o todo está mal, es un pensamiento en blanco y negro que no admite escalas de grises. Este pensamiento es sencillamente erróneo: en la vida rara vez las cosas son en blanco y negro, todo suele tener muchas escalas de grises.

El pensamiento dicotómico es aquel que nos lleva a pensar que tras, clasificarnos para la final del torneo, perdemos y, por tanto, somos unos completos inútiles que deberíamos dedicarnos a otra cosa pues nunca conseguiremos ganar.

Aunque en el ejemplo parece fácil identificar el error en el pensamiento, parece lógico pensar que si hemos llegado a la final es que seremos buenos en lo que hacemos y quizás lo único que hayamos tenido es un mal partido, en la realidad este tipo de pensamiento no es tan fácil de identificar, menos aún cuando está referido a nosotros.

¿Acaso no te ha ocurrido alguna vez que después de limpiar la casa no pensabas que aún quedaban cosas que podrían estar mejor?, o ¿te has centrado en esa parte de tu cuerpo con la que no estás conforme para clasificarte como feo?, o ¿te has considerado inútil o estúpido sin remedio por un error o desliz cometido en una conversación?, etc.

Como decimos en la vida real las cosas no son perfectas, nadie es perfecto y, por tanto, es un error concluir que somos tal o cual cosa por el mero hecho de haber cometido lo que consideramos un error (aunque haya sido varias veces).

El pensamiento dicotómico es una fuente inagotable de decepción, puesto que no existe la perfección en el mundo real, intentar lograrla solo hace alentar unas expectativas que nunca van a cumplirse. Debemos ser conscientes de cómo es la realidad para sentirnos satisfechos si conseguimos aproximarnos a lo que sería la hipotética perfección.

Inciso: Es posible que al leer esto te estés planteando que, pese a ser algo razonable, no es aplicable a ti: En tu caso concreto está claro que sí eres como tú te clasificas o la situación es como tú la clasificas o tal o cual persona sí es como tú la ves o .... Como decíamos al principio del artículo, este tipo de síntomas son difíciles pues son maneras de razonar interiorizadas y que ya se han convertido en hábitos automáticos. Para ti esa es la realidad, la única realidad, pero, perdona si con esto te contradigo y te molesta, existen otras realidades y el que tu no las veas es indicativo de que este es uno de tus síntomas.

Inciso 2: Algunas personas al leer esto pueden pensar que entra en contradicción con el hecho de que hay que ser inconformistas, que todo puede ser mejorado y debe ser mejorado, que sólo de gente que buscó la perfección y no aceptó la realidad vinieron las grandes cosas. Una cosa no tiene que ver con la otra: por supuesto debemos buscar la manera de mejorar, de conseguir ser mejores como personas y mejorar nuestro entorno, el problema radica en cuando buscamos lograr el imposible y este nos conduce a un estado continuo de frustración: debemos valorar las cosas en su medida, puede que no seamos los mejores, pero somos razonablemente buenos y hemos mejorado o estamos intentando serlo.


Generalización (excesiva):


Juan sale de su trabajo, hoy a quedado con Clara (su mujer) en que sería él quien recogería a su hija en el colegio y los tres juntos irían comer en un restaurante de su barrio. En el camino al aparcamiento le pica una avispa y Juan maldice "Esta es toda mi suerte, con toda la gente que hay en el mundo, todas las avispas tienen que venir a picarme a mí".

Esta historia ficticia viene a ilustrar el caso de la generalización excesiva, un síntoma cognitivo que tiene que ver con el hecho de trasladar una situación puntual a la totalidad.

Puede que esta no fuera la primera avispa que picaba a Juan pero, lo que sí es seguro es que no todas las avispas del mundo le pican a él, lo que sí es seguro es que no existe un complot internacional de las avispas, una confabulación de la organización secreta "avispas" para atacar sistemáticamente a Juan.

Por si esto fuera poco, Juan acaba de concluir que su suerte depende de la picadura de una avispa, olvida que en su vida hay dos mujeres (su mujer y su hija), que tiene un trabajo, que tiene un coche, que puede irse a comer con estas personas, etc.

La generalización excesiva tiene que ver con el hecho de trasladar una situación concreta a la totalidad: no porque te haya dejado tu novio/a eres una persona condenada a la soledad, no por haber suspendido un examen eres un inútil que nunca va a aprobar nada, no por tener un periodo de crisis eres un perdedor que nunca va a superarlo, ..., no por llevar un tiempo luchando por superar la ansiedad sin grander logros es que nunca vayas a aprender cómo se cura la ansiedad.


Abstracción selectiva:


¿Como está la botella, medio llena o medio vacía?.

Supongamos que te presentas a una prueba. Por ejemplo, eres camionero y te presentas a una prueba de selección; mientras realizas la prueba, no presionas lo suficiente el embrague y te "rasca" la marcha que intentabas meter. Cuando sales de la prueba repites en tu cabeza una y otra vez el gesto y como rascaste la marcha, vuelves a revivirla y la repites, vuelves a analizarla y crece en tu interior, crece hasta el punto que estás convencido de que eres el peor conductor del mundo y de esa manera nunca conseguirás un trabajo. Pasados los días, te llaman de la empresa y te dicen que te han contratado - no pareció importarles "tu error" - a fin de cuentas eres el único que consiguió aparcar el remolque marcha atrás dentro de las señales.

El filtro mental hace referencia a una manera de percibir la realidad centrándonos sólo en aquellas partes que afirman aquello que pretendemos demostrar.

Ahora trabajamos limpiando escaleras, tememos perder nuestro trabajo y en un portal en concreto una vecina nos informa de que no está conforme con nuestro trabajo. Nos centramos en la opinión de esa vecina y pensamos que es la opinión común del resto de vecinos. De nada sirve que otros vecinos nos hayan dicho que están muy contentos con nuestro trabajo, nosotros filtraremos mentalmente estos comentarios y los reinterpretaremos para restarles valor: lo han dicho por quedar bien, pretenden que a ellos les trate mejor, etc. Sólo los vecinos que nos alagan nos mienten, la única que ha dicho la verdad es la que está disconforme con nuestro trabajo.

El filtro mental consiste básicamente en una tendencia a filtrar y sólo quedarnos con aquello que afirma lo que tememos. Solemos valorar aquello que refuerza lo que tememos y a restar importancia o ignorar aquello que nos contradice.

Con este proceso de filtrado, con esta manera de razonar los hechos - que probablemente hacemos de manera inconsciente y automática - sólo nos llegan cosas que afirman las partes negativas que tememos tener, puesto que sólo llegan estos hechos cada vez estamos más convencidos de que es cierto. Es un círculo que se debe romper pues produce mucha angustia.



En un próximo artículo seguiremos tratando sobre estos síntomas cognitivos, por el momento es conveniente que aprendamos a identificar estos tres y si los estamos aplicando en nuestra manera de razonar.

No es una tarea fácil: primero deberemos analizarlos y llegar a entenderlos para luego ver si los aplicamos, algo que suele ser difícil pues lo hacemos de manera automática y no consciente. Pensemos además que estas maneras de razonar son síntomas de ansiedad, son alteraciones del razonamiento que delatan que algo no estamos haciendo bien, algo no funciona bien dentro de nosotros y está haciendo que percibamos peligros donde realmente no los hay: se está disparando nuestro sistema ansiedad en el momento o con la intensidad equivocadas por una percepción irreal de la realidad.