Ansiedad: Sintomas Conductuales

Los Síntomas Conductuales definen los actos que realizamos para protegernos del peligro. En la Ansiedad el peligro no es real y, por tanto, son un paso atrás.

A lo largo de estos artículos hemos tratado del trastorno de ansiedad, hemos explicado que es un trastorno de un sistema que nos es beneficioso pero que, en nuestro caso, se ha estropeado y su funcionamiento anormal nos está dificultando mucho la existencia.

Una característica del trastorno de ansiedad es que tiene asociada una gran cantidad de síntomas posibles, cada afectado en particular tendrá varios de estos síntomas pero no tienen porqué coincidir con los síntomas que presenta otra gente.

Ansiedad Sintomas Conductuales 02
Los síntomas son los indicadores con los que el cuerpo nos indica que algo no va bien. Cuando se nos irrita la nariz, producimos muchos mocos, estornudamos con frecuencia y tenemos frío en agosto, estamos hablando de síntomas, de indicadores de que – probablemente – estemos resfriados. De la misma manera, los síntomas de la ansiedad nos están indicando que algo no funciona como debiera en nosotros.

Los síntomas con que se manifiesta la ansiedad (ansiedad: sintomas)son muchos y no específicos, esto es, no son únicos de la ansiedad, por lo que pueden ser confundidos con otras dolencias. Los síntomas de la ansiedad incluyen:

  • Síntomas Cognitivos: Los relativos a cómo percibimos la realidad, los pensamientos y las imágenes que nos hacemos de ella.

  • Síntomas Físicos: Son las sensaciones de percibimos en nuestro cuerpo: dolor, nauseas, visión borrosa, taquicardias, etc.

  • Síntomas Conductuales: las alteraciones en nuestra manera de relacionarnos para evitar lo que nos asusta.

Síntomas Conductuales de la Ansiedad



En este artículo vamos a centrarnos en los denominados Síntomas Conductuales que hacen referencia a las alteraciones, modificaciones, cambios que realizamos en nuestra manera de interactuar con la realidad para, de esa manera tratar huir, escapar, evitar, conseguir amparo, en definitiva protegernos de aquello que nos parece peligroso.

No confundamos estos síntomas con las precauciones lógicas ante los peligros reales, estamos hablando de los “rituales” a los que recurrimos para sobrellevar las situaciones que nos parecen peligrosas a nosotros pero no lo son para el resto de la gente. Son mecanismos con los que se reafirma nuestra seguridad ante este tipo de situaciones, ejemplo: no salir de, evitar los lugares con mucha gente, evitar subir en ascensores, etc. y los recursos son de lo más diverso: llevar siempre una bolsa por si tenemos nauseas, no salir si no vamos acompañados, coger siempre el carnet con nuestro grupo sanguíneo, colgar la ropa poniendo las pinzas del mismo color en cada prenda, etc.

Para explicar qué estamos haciendo vamos a contar una historia basada en un cuento de Jorge Bucay:

Ansiedad Sintomas Conductuales 01
Un hombre aparentemente normal adquiere una vivienda diáfana.

Ninguna pared, puerta o paraban separa ni delimita ninguna zona de la misma y el hombre que ve aquello piensa inmediatamente que algo debe hacer: pondrá tabiques y puertas para delimitar la cocina y evitar que salgan los olores y las grasas por el resto de la vivienda, otros tabiques y puerta dotarán de intimidad a quien acuda al baño y otros le darán a él la intimidad de su habitación cuando reciba visitas que se queden a dormir.

El hombre sociable recibe en su casa a amigos y estos, en ocasiones, se quedan a dormir, así decide que construirá nuevos tabiques estos para darles a ellos la intimidad y, de paso, poder conservar parte de la suya sin tener que encerrarse en su habitación.

Pasa el tiempo y el hombre continúa encontrando razones para construir cada vez nuevos tabiques, nuevos pasadizos, puertas escondidas, etc. Cada uno responde a una razón justificada según su manera de pensar aunque poco a poco sus visitas dejan de encontrar práctica la vivienda, sus tabiques les resultan muy incómodos y distancian sus visitas.

El hombre finalmente descubre que está sólo en la maraña de recovecos en los que ha convertido su casa.



Cuando algo nos asusta buscamos la manera de protegernos, algo lógico. Los síntomas conductuales son los elementos que estamos utilizando para en cierta medida protegernos de situaciones, lugares, etc. en los que sentimos que estamos en peligro.

El problema de este tipo de síntomas es que, como síntomas que son, sólo son indicadores de un problema. El eliminar el indicador o el intentar suavizarlo – aunque lógico – no resuelve el problema de raíz y este buscará otra manera de hacerse presente.

Todas las mañanas coges el metro para ir al trabajo, notas que te mareas y lo atribuyes a los grandes espacios de las estaciones; decides que para evitar el problema mejor vas en autobús, pero esto tampoco funciona pues debe ser un problema de que lo que te produce este mal estar son las aglomeraciones de gente; en un tercer intento piensas en coger tu coche (tu carro), el problema no se resuelve y decides que es porque de buena mañana aún no estás despierto y no te sientes seguro; piensas que la solución estará en coger un taxi, pero los taxistas que te llevan no conducen bien, no trazan bien las curvas, van demasiado rápido, etc...

Los síntomas evolucionan, tus conductas evolucionan, pero el problema de base persiste. No siempre tienes el mismo nivel de ansiedad cuando coges el metro, este es puntualmente grave en un caso; lo mismo ocurre con el autobús y los taxis, el problema no es el medio de transporte sino la incomodidad que te produce el destino: en este caso – que no tiene porqué ser el tuyo – es que vas al trabajo.

El problema con los síntomas conductuales (y con los otros) es interpretar qué problema es el que están indicándonos que existe