Ansiedad y Ejercicio Fisico

Que El ejercicio físico es sano ya lo sabemos, pero ¿sabemos que el ejercicio nos ayuda a superar nuestro trastorno de Ansiedad?


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Desde antiguo es conocido que el ejercicio físico es muy beneficioso para nuestro cuerpo. La práctica regular de ejercicio mejora considerablemente el funcionamiento de diferentes sistemas corporales: el sistema cardiovascular (corazón y riego sanguíneo), el sistema locomotor, el sistema metabólico (el del aprovechamiento de los alimentos), el sistema endocrino (generación de hormonas) y el sistema nervioso.

Estos beneficios lo hacen indicado en el tratamiento de enfermedades como la hipertensión, la diabetes, el asma o la osteoporosis y para la prevención de otras como obesidad, hernias, e incluso algunos tipos de cáncer. Por otra parte, pese a ser conocido, se empieza a comprobar científicamente que está directamente implicado en la regulación de funciones corporales como la sexualidad, el sueño o el apetito.

El asunto que aquí nos concierne es si el ejercicio físico nos va a ser beneficioso en nuestro objetivo de curar la ansiedad. Cómo un acto físico puede apoyarnos en la superación de un trastorno de origen mental.


Beneficios del ejercicio físico en la Ansiedad



Aunque el trastorno de Ansiedad es un trastorno definido como tal desde hace relativamente poco, es un trastorno que existe desde antiguo. En la medicina oriental, un tratamiento habitual para este tipo de dolencias era el que prescribía la práctica del ejercicio y en concreto del ejercicio de caminar largas distancias.

La medicina occidental ha tardado más en comprender esta situación pero, en el momento actual, son ya varios los trabajos que han aparecido y que relacionan directamente ejercicio físico y ansiedad, corroborando que la practica regular del ejercicio físico resulta útil en la prevención y tratamiento del trastorno de ansiedad.

Estos trabajos se fundamentan el que el ejercicio físico actúa directamente sobre la ansiedad a partir de mecanismos psicológicos y biológicos.


Psicológicos:

Diversos estudios demuestran que el ejercicio físico:
  • Facilita el manejo de las emociones negativas, como la rabia o la ira.
  • Mejora la calidad del sueño.

Las personas que lo practican:
  • Consiguen evadirse de sus problemas mientras lo hacen.
  • Aumentan la fortaleza, seguridad y control tanto de sí mismos como del medio que los rodea.
  • Aumentan su autoestima, tanto por la mejoría en su presencia física como por el mayor control que adquieren de sus capacidades y habilidades.
  • Incrementan las relaciones sociales y se sienten más reforzados.

Se ha demostrado que la práctica regular de ejercicio físico mejora el estado de ánimo.


Biológicos:

La práctica regular de ejercicio físico mejora los sistemas respiratorio y cardiovascular. Un relativamente reciente estudio demuestra que esta mejoría tiene un traslado directo a la forma en la que las personas que practican ejercicio físico de manera regular tienen de superar los procesos de estrés: en ellas el aumento de frecuencia cardiaca y, por tanto, el aumento de la presión sanguínea es menor que en las personas que no realizan ejercicio. En otras palabras, en las personas que realizan regularmente ejercicio físico, ante una situación de nerviosismo, su corazón no necesita aumentar tanto el número de latidos.

Con el ejercicio físico estimulamos y mejoramos el funcionamiento de nuestro sistema inmunitario, lo cual tiene una traducción directa en una mayor capacidad de eliminación de las sustancias nocivas y un incremento de nuestras defensas ante enfermedades. Todos los Ansiosos conocemos cómo este trastorno nos ha debilitado y nos ha hecho más propensos a sufrir enfermedades, algo que podemos combatir con la ayuda natural del ejercicio físico.

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En otros artículos hemos hablado de la importancia de la Serotonina y la Noradrenalina en la regulación de nuestras emociones. El trastorno de Ansiedad, entre otras de sus muchas “gracias” tiene la habilidad de reducir la cantidad que producimos de estas sustancias, dificultándonos mucho el regular adecuadamente las emociones. Tanto la Serotonina como la Noradrenalina pueden ser sintetizadas en el laboratorio, el problema es que luego no pueden ser pasadas a nuestro organismo pues nuestro sistema digestivo las destruye. La solución médica tradicional radica en proporcionarnos fármacos que van a impedir la recaptación de estas sustancias, esto es: que nuestro cuerpo las absorba y así podamos mantener – de manera artificial y forzada - nuestras escasas reservas. Una solución más económica y natural radica en la práctica regular de ejercicio puesto que de este estimula la producción de estas sustancias de manera natural y aumentará nuestras reservas. En este punto también es importante que sepamos que el ejercicio aumenta la producción de cortisol, hormona directamente implicada en la respuesta que nuestro cuerpo ofrece a las situaciones de estrés.

Con el ejercicio físico se mejora la producción de endorfinas (las hormonas de la felicidad). Estas hormonas están presentes tanto en hombres como en mujeres y son las responsables de regular tanto el dolor como la sensación de bienestar. La capacidad que tienen a la hora de producir una menor sensación de dolor es la que ha hecho que tradicionalmente se prescriba la práctica regular de ejercicio a las personas con enfermedades que curan con dolor, como la artritis o las fibromialgias. Las personas con trastorno de Ansiedad tendremos un doble beneficio pues además de disminuir la sensación de dolor en los síntomas de la ansiedad que producen dolor, aumentaremos nuestra sensación de bienestar.



Vemos que los recientes estudios ponen de manifiesto algo que era conocido desde antiguo: que el ejercicio físico es una excelente manera natural de actuar contra el trastorno de Ansiedad. Estos beneficios los vamos a percibir con independencia de nuestra edad o sexo pero, debemos ser conscientes que el ejercicio físico debe ser practicado de manera adecuada a nuestro estado físico actual, incrementando paulatinamente conforme nuestro cuerpo sea capaz de soportar una mayor intensidad.

Las personas Ansiosas tendemos la tendencia a convertirnos en seres hipervigilantes, estando constantemente atentos a cualquier alteración que pueda producirse en nuestro cuerpo. Cuando llevamos mucho tiempo sin practicar ejercicio, algunas personas tendemos a confundir las alteraciones que produce el ejercicio en nuestro organismo con síntomas de ansiedad o ataques de ansiedad. El aumento del ritmo cardiaco, la necesidad de un mayor aporte de oxígeno, la sudoración, etc. son señales del trabajo físico realizado y no de nuestra ansiedad ni de estar sufriendo un ataque de ansiedad, por ello volvemos a insistir en la necesidad de emprender el ejercicio físico de manera pausada acorde a nuestro estado físico inicial.



En este artículo hemos analizado las muchas ventajas que obtendremos tanto en nuestra mente como en nuestro cuerpo al practicar ejercicio físico, beneficios que van a repercutir de manera natural, directa y totalmente beneficiosa en la mejoría de nuestro trastorno de Ansiedad. Unos beneficios que, de no practicar ejercicio, sencillamente no vamos a tener y, por tanto, nos va a resultar más difícil el lidiar y superar nuestro trastorno.