Tengo Ansiedad o Depresion

Es muy frecuente preguntarse si tengo ansiedad o depresión. Parecen dos trastornos que son uno. Las apariencias engañan (o no).


No sabes muy bien porqué un día te levantas alterado. Notas que tu cuerpo no responde como antes y comienzas a sentirte francamente mal. Acudes al médico pensando que te va a diagnosticar alguna enfermedad “del cuerpo” y te indica que tus dolencias físicas se corresponden a un "trastorno mental", tus dolores, nauseas, mareos, palpitaciones, hormigueos, etc., responden a una trastorno mental llamado trastorno de ansiedad.

Ansiedad o Depresion - Depresion o Ansiedad
Investigamos un poco y nos enteramos que la llamada ansiedad es un sistema defensivo del cuerpo presente en todas las personas, es el sistema que se activa cuando percibes un peligro y es el sistema encargado de prepararnos para superar esta dificultad con éxito. La ansiedad está, por tanto, presente en todos pero, en las personas con trastorno de ansiedad, como su nombre indica: es un sistema que está roto; ahora tiene un funcionamiento anormal haciendo que se active cuando no existe una peligro real o haciendo que se active de manera desproporcionada al peligro.

Tardamos un tiempo en asimilarlo y nos damos cuenta que empezamos a tener otra serie de síntomas, notamos que comenzamos a experimentar sensaciones distintas que no parecen responder a esta alteración del sistema ansiedad sino a algo distinto; algo que podría clasificarse como trastorno de depresión.

Entonces, ¿son ambos trastornos del ánimo un todo?. Existe una realidad estadística que constata que con frecuencia significativa los dos trastornos se muestran a la vez, que las personas que padecen de trastorno de ansiedad suelen padecer un cierto grado de depresión y viceversa.


¿Ansiedad? ¿Depresión? ¿Ambos?



Los investigadores se han preocupado por esta coincidencia estadística Ansiedad-Depresión y han desarrollado diferentes teorías que pretenden explicar el porqué de esta coincidencia.

La primera de estas teorías está relacionada con la limitación del lenguaje: el progreso ha sido posible cuando el lenguaje se ha desarrollado; de la misma manera que para muchos cuando nos acercamos a la costa podemos expresar sólo si hace viento o no, los marineros tienen nombres para describir los distintos tipos de viento (algo de lo que depende su subsistencia). Cuando hablamos de trastornos del ánimo, normalmente no conocemos las palabras con las que describir aquello que sentimos, solo sabemos exponer que algo no funciona como debiera; de esta dificultad en el lenguaje es de donde se desencadena el que en ocasiones expresemos sentimientos que pueden confundirse con trastorno de ansiedad o de depresión.

La segunda teoría parte de que los desencadenantes de estos trastornos pueden ser varios y es probable que un grupo sea común; así experimentaremos ansiedad y depresión pero, luego tendremos otros que serán los que se agudicen y harán que mostremos trastorno de ansiedad o trastorno de depresión; en definitiva esta teoría viene a sustentar que aunque nuestro trastorno sea mayoritariamente uno u otro, probablemente también tengamos desencadenantes del otro trastorno.

La tercera teoría está relacionada con la manera en la que las personas con trastornos de depresión viven su trastorno: las limitaciones en la calidad de vida, el haberse convencido de que no son capaces de continuar con su vida de una manera "normal", hace que caigan en un estado de decaimiento que les invite a evitar realizar actividades en las que presienten que no están cómodos; estas conductas de evitación son confundidas frecuentemente con un trastorno de ansiedad.

La cuarta teoría es la inversa a la anterior; según esta teoría, cuando padecemos de trastorno de ansiedad, sufrimos de una serie de dolencias físicas, cognitivas o conductuales que nos incapacitan para llevar el ritmo de vida que llevábamos. Cuando el trastorno de ansiedad es significativo, la persona tiende a huir de cualquier circunstancia en la que crea que pueden agudizarse los síntomas. Nos enclaustramos, nos intentamos proteger y, a medida que aumenta el tiempo en nuestro trastorno, aparecen sentimientos de culpa, sentimientos de impotencia, dudas, …, estamos mostrando síntomas de depresión.


Como podemos observar las teorías cubren todo el espectro de posibilidades; cuando dos acontecimientos están relacionados puede que el primero desencadene el segundo, que sea al contrario, que se deba a que tienen un origen común o que simplemente sea un equívoco.

Hemos dicho que se trata de teorías. No podemos olvidar esto. Son maneras de explicar un hecho fundamentadas en la experiencia del ejercicio profesional, en encuestas, en estudios, etc., pero teorías, esto es: ninguna de ellas ha llegado a ser demostrada (en cuyo caso se tomaría como explicación cierta del porqué de la coincidencia estadística y se descartarían el resto).

Lo que es innegable es que ambos trastornos (ansiedad y depresión) tienen una serie de puntos en común:

  • Ambos son trastornos del ánimo.
  • Ambos son trastornos relacionados con el temor.
  • Ambos trastornos tienen síntomas comunes.
  • Ambos suelen tratarse con fármacos similares o iguales.

Pero esta es toda la coincidencia existente. Esencialmente los dos trastornos son distintos: Mientras que la ansiedad es una respuesta a un temor ante algo que ha de venir, es una respuesta, una preocupación ante la posibilidad de que ocurra algo que ponga en peligro nuestra integridad física o mental, es el fruto de un mal funcionamiento de un sistema defensivo presente en todos; el trastorno de depresión es un problema asociado a la dificultad de asimilar algo del pasado, es una incapacidad de acomodar nuestra existencia actual a una realidad ya acontecida.

De estas realidades diferentes se desprende que el tratamiento, la manera en la que debemos aprender a superar el trastorno es distinta; no es igual aprender a asimilar que aprender a prevenir.